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DmHay cerca del DAmamm cuatro pDmutas que bailan un vAmals detrás del criDmstal, y se puede senAmtir el sudDmor fuerte desde AmBerlín. Tú A#allí, enAm soledad, una llA#uvia muy fina golAmpea tu cara, resA#bala en tu piel y a la vAmez se iluA#mina un cartel ofreciA éndote liberDmtad y sordiAmdez, Dmtodo a un precio que un hombre modAmerno ha de ser cDmapaz de pagAmar una vDmez que la noche echa a andAmar. ¿No A#lo ves? Tu carne es máAms pálida. ¿No lA#o ves? Tu alma es máAms gris. Si no pA#ierdes al fin la raAmzón A#sabrás que no hay más que unaAm solución: ¡Cas...tra..Dm.ción!
D#Y todas las cosas que hice Dmmal A# se vuD#elven hoy a conjuDmrar contra mí. A#¿Cómo habré llegDmado a esto ... No lo A#sé, ... tan lúcido y siDmniestro? pero sA#é que no loAm sé.
Y un hombre de traje me invita a pasar.
¡GangDm-bang! Y Ves desde tu hotel aguas quietas igual que papel de plata, y el viento arrastra el olor de la pérfida enana marrón. Mira que tú fuiste el rey, con tu cetro en la mano y los ojos clavados en gente que sabes que no, no llegarás a conocer ni aunque vivas mil años y el cielo se postre a tus pies, pero su mirada no se despega de tu pantalón. Y echas a andar por la ciudad y atraviesas un nuevo canal. Huyes del rojo y azul del neón, vas en busca de algo que huela distinto al amor.
Y si viviera una vez más, ¿me volvería a equivocar otra vez? Sí, no te quepa duda, no, hasta la locura y hasta el dolor. Y un hombre de traje me invita a pasar. ¡Gang-bang!