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HumeAmdad... Llovizna y frío... Mi aliento empaña
el vidrio azul del viejo Dmbar.
No me pregBbunten si hace mucho que la espAmero:
un café que ya está Dmfrío y hace varios Eceniceros.
Aunque Amsé que nunca llega
siempre que llueve voy corriendo hasta el caDmfé,
y sóloBb cuento con la compañía Amde un gato
que al cordón de mi Dmzapato lo deEstroza con pAlacer.
CafAé La Humedad, bilC#lar y reunión...
SF#mábado con trampas... ¡QAué linda función!
Yo solamBmente necesEito agradecAerte
la ense?F#m?anza de tus Bmnoches B
que me alejan de la muEerte.
CafAé La Humedad, bilC#lar y reunión...
SF#mábado con trampas. ¡QAué linda función!
EternamBmente te agradEezco las poesAías
que la escuF#mela de tus nBmoches
le ense?E?aron a mis dAías.
Soledad, soledad de soltería...
Son treinta abriles ya cansados de soñar.
Por eso vuelvo hasta la esquina del boliche
a buscar la barra eterna de Gaona y Boyacá.
¡Ya son pocos los amigo que me quedan!
Vamos, muchachos, esta noche a recordar
una por una las hazañas de otros tiempos
y el recuerdo del boliche que llamamos La Humedad.